La kundalini es una energía que en las culturas brahmánicas -en India- se le identifica como una energía serpentina que radica en la base de la columna y asciende (en el mejor de los casos) a través de la columna vertebral pasando por cada chakra para vivificarlo de energía hasta su destino final que es la coronilla e iluminar al ser humano.

A esta energía se le reconoce e identifica como una serpiente, aparentemente por el movimiento serpentino a través del cual se manifiesta en el cuerpo, sin embargo, hay mayor profundidad en este concepto.

El famoso caduceo, emblema universal de la medicina, representa de hecho este concepto. Las dos serpientes ascendiendo por el caduceo. La Organización Mundial de la Salud -OMS- tiene en su emblema también el caduceo, sin embargo, quitaron una serpiente, una energía y, algo me dice que fue la femenina, recordando que Abraham Flexner cuando comenzó su trabajo de homologar la educación y servicios médicos en los EEUU y Canadá en el siglo pasado, clausurando más de un 70% de escuelas de medicina por no ajustarse a la naciente industria médica-farmacéutica, prohibió ejercer la práctica médica a las mujeres. Después se fundó la OMS.

Regresando a la conceptualización de serpiente que le han dado las antiguas culturas brahmánicas -de la India- a esta energía, en el mismo emblema de la medicina (el Caduceo) podemos ver que al final esas dos serpientes culminan en un par de alas, lo cual representa el flujo virtuoso de las energías femeninas y masculinas en su camino ascendente. A ambas energías se le conocen como ida y pingala.

Para resumir sobre las culturas brahmánicas, voy a traer el nombre de un famoso doctor que es en la actualidad el “apóstol” de dichas culturas: el Dr. Deepak Chopra, con su famosa medicina ayurveda.

En México, tenemos también el mismo concepto y lo tenemos tan en nuestra identidad que es nada menos y nada más que nuestro emblema patrio, el águila devorando a la serpiente. Lo que es lo mismo que la Serpiente Emplumada, Quetzalcóatl o Kukulkan.